El jueves declaró ante el tribunal que juzga a los represores que actuaron en la última dictadura militar en Alto Valle de Río Negro y Neuquén, Silvia Botinelli, hermana de Cristina y compañera de Luis Genga.
Silvia Botinelli. Fotografia Olga Cabeza |
En el mes de septiembre de 1976 vivía en Cipolletti con su hermana María Cristina. Una noche cerca de las diez, irrumpen en la casa hombres vestidos de civil y armados. Estaban a punto de cenar, ellas dos junto a Luis Genga y Jorge Villafañe. “Nos hacen poner contra la pared y nos ordenan que no miremos, mi compañero intenta preguntar y lo golpean y lo dejan casi inconsciente”, contó.
Encierran a Luis Genga y a Cristina en una habitación de la casa y a ella la llevan a la cocina, le vendan los ojos y se la llevan en un auto junto a Villafañe. Siente como cruzan el puente “en ese momento había un solo puente, me llevan a un lugar y me acuestan en una cama. Escucho a otras personas que están ahí también”, recordó. Más lejos de ella pudo distinguir las voces de Genga y Villafañe.
Un día fue sacada afuera, la hicieron arrodillar y apuntaron a la cabeza con un arma “si sabes rezar hacelo, porque esto se termina acá”, le dijeron y gatillaron. La bala no salió “tenés otra oportunidad”, le comunicaron y volvieron a llevarla al camastro.
“Ahí se perdía la noción del tiempo, de vez en cuando nos hacían comer, nos hacían sentar en la cama y nos decían ‘coman’ y cuando lo hacíamos nos decían ‘si supieran lo que están comiendo’”, contó. En sus interrogatorios le preguntaban por su hermana Cristina y las actividades que esta realizaba.
Días después fue liberada a la vera de la ruta 22 junto a Jorge Villafañe. Les dijeron que debían tomar el colectivo que venía de Bariloche. Jorge estaba en muy malas condiciones con los ojos en sangre y muy golpeado. A los pocos días liberaron a su hermana y a Luis. Cristina había sido torturada y estaba con parálisis facial.
En 1977, antes de exiliarse a España, fue a México a visitar a su hermana “tenia lesiones cerebrales de las que nunca se pudo recuperar. Antes del 76 ella era una mujer completamente sana”, recordó. “Mi hermana Cristina murió en el exilio y no pudo llegar a declarar porque la justicia es lenta. Yo quiero reivindicar su nombre y pedir justicia”.
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